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Baile, cosquillas y un susto con una escort muy marchosa (F/M, M/F)

Era una tarde lluviosa de otoño, por lo que ya había anochecido y el cielo estaba oscuro. Necesitaba unas buenas cosquillas para darle un toque de color al día, así que llamé a varios anuncios. En el último, me contestó una mujer y me informó de las tarifas y de cuántas chicas había en el piso, le dije que me interesaba el fetichismo de pies y le pregunté si alguna de las chicas estaría dispuesta a tocarme a mí los míos (esto lo pregunto a raíz de que una chica, cuando le pregunté por teléfono si me haría cosquillas, me dijo que en los pies no porque en general le daban asco), a lo que me respondió que ninguna tendría problemas, que hablara con ellas.  El piso no estaba lejos de casa, el portal estaba abierto, así que entré, subí dos pisos andando y llamé al timbre. Me abrió una mujer de unos 50 años, me llevó hasta una habitación que había al fondo del pasillo, con música sonando en una radio y un gran cama de matrimonio. Una vez entré, me dijo que esperase allí. Al cabo de unos m...

Locuras de juventud (M/F)

Era primavera del 2008, creo, mis amigos y yo habíamos salido la noche anterior por Valencia (una ciudad que no es la mía) y nos quedamos a dormir en un piso compartido de un amigo que entonces estudiaba allí. A la mañana siguiente, yo me levanté pronto, desayuné y me quedé esperando a que se levantaran, pero entonces decidí que no iba a esperar allí sentado, así que salí a la calle a dar una vuelta. Salir sin un rumbo determinado por una ciudad que no es la tuya siempre me ha parecido algo muy relajante, y puesto que la noche anterior no había sucedido nada demasiado relevante, yo estaba ávido de emociones. Empezaba la época de calor y la gente ya empezaba a vestir con ropa veraniega, así que estuve un buen rato mirando disimuladamente los pies de las mujeres que pasaban con sandalias, chanclas y todo tipo de calzado de la época.  A pesar de que había desayunado, siempre he sido un gran comedor y más a aquella edad, así que busqué un supermercado para comprarme algo de comer. Debí...

Algunas escenas que he presenciado

No son anécdotas en las que yo haya participado, pero sí escenas que he presenciado en vivo y en directo. Estas son algunas de las que recuerdo: • Hace dos o tres años, iba caminando y vi a una madre y una hija sentadas en un banco, la hija tendría unos 19 o 20 años, era castaña y con el pelo rizado. No recuerdo bien sus rasgos, pero era guapa. Llevaba muletas y el pie vendado, lo tenía apoyado sobre el banco y su madre le estaba haciendo cosquillas en los dedos del pie. Ella reía y le quitaba la mano. - Mamá, estate quieta. ¡Para ya! Recuerdo la cara divertida de su madre.  Volví a pasar por ahí cuando terminé lo que había ido a hacer, pero ya no estaban. • El verano pasado, en la playa, una pareja o amigos estaban tumbados tomando el sol. Eran un chico y una chica. Ella era morena, con el pelo largo muy rizado, la piel muy bronceada, de apariencia latinoamericana, muy esbelta, estatura media, por lo que pude apreciar (estaba tumbada boca abajo) y unos pies pequeños con los dedito...

Algunas conversaciones casuales (tickle talk)

No son experiencias como tal, son conversaciones casuales que he tenido últimamente. Antes me daba mucha vergüenza sacar el tema, hasta el punto de no poder ni pronunciar la palabra "cosquillas" en público, pero en tiempos de sequía hay que echar mano del ingenio y vencer los miedos, para tener por lo menos una conversación agradable. Ahí van. • Hace unos meses, me estaba haciendo una limpieza dental. La doctora me dijo que si en algún momento me dolía, levantara la mano y me pondría un poco de anestesia. Es una chica joven, morena, delgada con los ojos marrones y una sonrisa muy bonita que deja ver sus encías. Cuando terminó y no había levantado la mano en ningún momento: - Has aguantado muy bien. - ¿Sí? - Sí, la mayoría levantan la mano aunque sea una vez.  - Pues mira, la podóloga no me dice lo mismo. Fui el otro día y yo pensé que al final me echaría de la consulta, jaja. - Jajaja, ¿y eso? - Digamos que soporto mejor el dolor que las cosquillas, jajaja. - Jajaja, ostras, ...

El día que descubrí mi lado ticklee (F/M)

Desde que tengo memoria me apasionan las cosquillas y los pies femeninos. No sabría decir un detonante, pero sí recuerdo escenas de películas que me hacían centrar toda mi atención en ellas o mirar en verano los pies de las chicas por la calle. No entendía esa atracción, pero tampoco me molestaba tenerla. Fue ya en mi preadolescencia y adolescencia cuando tuve mis primeras experiencias con amigas o con mis primeras novias, haciéndoles cosquillas o jugando a hacérnoslas, pero mi principal atracción siempre fue ser yo el que las hacía. Tengo que decir que, cuando me hacían cosquillas, también sentía una gran atracción, puesto que se desencadenaba una situación en la que éstas tomaban protagonismo, además de que me daban la oportunidad de hacer cosquillas o de hablar de ellas.  Pero no fue hasta el año 2008, teniendo yo apenas 20 añitos, que me di cuenta de que sentirme a merced de una chica haciéndome cosquillas me resultaba muy excitante. Unos amigos y yo pasábamos las fiestas de la...

Cosquillas a dos roles con una escort (F/M M/F)

Algún día contaré mis dos primeras experiencias con escorts, las dos bastante decepcionantes, debido a la inexperiencia y los nervios. Pienso que es importante contar también las malas experiencias, pero como en este blog no sigo un orden cronológico de mis anécdotas y hoy me apetece contar alguna buena vivencia con muchas cosquillas, hablaré de uno de mis últimos contactos con una escort. Hice varias llamadas, como suelo hacer en estos casos (antes no, por eso tuve malas experiencias). Según lo que me apetezca ese día, explico con detalle mi fetiche o soy algo más enigmático a la hora de contarles lo que quiero. A veces, cuando les propones hacerles cosquillas y te dicen que sí sin dudarlo, suele ser porque no tienen demasiadas o directamente, nada de cosquillas. Por ello, esta vez decidí seguir una estrategia arriesgada, pero diferente. Me apetecía hacer y recibir ese día, pero en vez de mencionar las cosquillas, opté por preguntar por servicios relacionados con el fetichismo de pies...

La maldad y las cosquillas no están reñidas (M/F)

En 2016, yo trabajaba en una cafetería. Era una franquicia que había abierto hace poco y no pagaban nada bien. Yo me incorporé poco menos de un mes después de la apertura y no tardé en hacer buenas migas con el resto de la plantilla. Éramos unas 10 personas más los jefes, un matrimonio joven de ascendencia china que solían pasar por el local. Con todos me llevaba bien, excepto con una de las encargadas. Fani debía tener mi edad, 27 o 28 años en aquella época. Era una chica tosca, seria y bastante autoritaria. Alta, de cuerpo atlético, espalda ancha y piel muy morena, ya que, al menos su madre, era brasileña. Tenía el pelo negro liso y unos preciosos ojos color miel, la mandíbula pronunciada, los labios carnosos y una bonita sonrisa que pocas veces mostraba. Tenía muy poca paciencia, hablaba mal al resto de empleados y no se llevaba bien con casi nadie, a excepción de los dueños del local y algún otro compañero. Yo tampoco era una excepción, ella fue la que se encargó de formarme el pri...