Algunas conversaciones casuales (tickle talk)

No son experiencias como tal, son conversaciones casuales que he tenido últimamente. Antes me daba mucha vergüenza sacar el tema, hasta el punto de no poder ni pronunciar la palabra "cosquillas" en público, pero en tiempos de sequía hay que echar mano del ingenio y vencer los miedos, para tener por lo menos una conversación agradable.

Ahí van.

• Hace unos meses, me estaba haciendo una limpieza dental. La doctora me dijo que si en algún momento me dolía, levantara la mano y me pondría un poco de anestesia. Es una chica joven, morena, delgada con los ojos marrones y una sonrisa muy bonita que deja ver sus encías. Cuando terminó y no había levantado la mano en ningún momento:

- Has aguantado muy bien.

- ¿Sí?

- Sí, la mayoría levantan la mano aunque sea una vez. 

- Pues mira, la podóloga no me dice lo mismo. Fui el otro día y yo pensé que al final me echaría de la consulta, jaja.

- Jajaja, ¿y eso?

- Digamos que soporto mejor el dolor que las cosquillas, jajaja.

- Jajaja, ostras, es que es complicado. Te entiendo.

Me encantó ese "te entiendo", pues me hizo entender que sus pies tenían cosquillas. Tal vez vuelva a sacarle el tema la próxima vez.

*Por cierto, ya os contaré la historia de la podóloga.


• Hace unos seis o siete años, trabajando en la cocina de un restaurante, pasaba una compañera joven, muy simpática, de mi edad (29 o 30 entonces), pelo castaño, ojos marrón clarito, bajita y ligeramente rellenita. Llevaba una torre de tazas de café en una bandeja y yo estaba sacando vasos del lavavajillas. Cuando pasó por mi lado, le dije:

- Si te hago cosquillas ahora, ¿qué pasa?

- Tío, pues que la liamos, que tengo muchas. Jajaja. - Puso cara de "ni se te ocurra" mientras me decía eso.

Por supuesto, no le hice cosquillas.


• Con una compañera en ese mismo trabajo. Una camarera, de unos 32 o 33 años entonces, alta, pelo castaño largo y rizado y ojos marrones. Estábamos juntos preparando la sala. Me dijo:

- Buah, qué dolor de pies llevo.

- Yo estoy igual, es por estos zapatos de seguridad, son malísimos. Ahora le dices a *nombre de la jefa de cocina* que te haga un masaje, jajaja. - Le contesté.

- Sí, ahora voy corriendo... Pero oye, no me iría nada mal.

- A mí tampoco, ¿se lo digo? Jajaja. O me das tú uno a mí y yo te doy uno a ti.

- Eso lo veo más factible. Venga.

- Jajaja, yo lo malo es que en los pies tengo mogollón de cosquillas.

- Hombre, pero un masaje te podrán hacer, ¿no?

- Sí, poder, puedes. Lo que pasa es que me da la risa. ¿Que tú no tienes cosquillas en los pies o qué? - le dije.

- Sí tengo, bastantes, pero un masaje sí me pueden dar. Es más cuando me hacen cosquillas a drede.

- Pues yo nada más tocarme.

- Chico, qué delicado, jajajaja.

La cosa quedó ahí.


• A una chica joven, rubia, pelo liso y con ojos azules que subió una storie de Instagram levantando pesas en el gimnasio con un top de tirantes y le respondí:

- ¿Y si viene alguien a hacerte cosquillas en los sobacos qué pasa?

- Jajajaja, noooo, que me muero. XD



Estas son algunas de las que me he acordado, pero hay y habrá más.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Cosquillas a dos roles con una escort (F/M M/F)

Mi primera gran experiencia, PARTE I (M/F, F/M)

Locuras de juventud (M/F)