Algunas escenas que he presenciado
No son anécdotas en las que yo haya participado, pero sí escenas que he presenciado en vivo y en directo. Estas son algunas de las que recuerdo:
• Hace dos o tres años, iba caminando y vi a una madre y una hija sentadas en un banco, la hija tendría unos 19 o 20 años, era castaña y con el pelo rizado. No recuerdo bien sus rasgos, pero era guapa. Llevaba muletas y el pie vendado, lo tenía apoyado sobre el banco y su madre le estaba haciendo cosquillas en los dedos del pie.
Ella reía y le quitaba la mano.
- Mamá, estate quieta. ¡Para ya!
Recuerdo la cara divertida de su madre.
Volví a pasar por ahí cuando terminé lo que había ido a hacer, pero ya no estaban.
• El verano pasado, en la playa, una pareja o amigos estaban tumbados tomando el sol. Eran un chico y una chica. Ella era morena, con el pelo largo muy rizado, la piel muy bronceada, de apariencia latinoamericana, muy esbelta, estatura media, por lo que pude apreciar (estaba tumbada boca abajo) y unos pies pequeños con los deditos redondeados y bien alineados.
En un momento dado, el chico se incorporó y quedó sentado a la altura de las pantorrillas de la chica, que tenía sus plantas expuestas, limpias todavía de arena. Él los miró y empezó a pasar su dedo índice por la planta desde los dedos al talón. Pasó la parte de la uña, como una caricia. Ella dio un respingo y empezó a agitar los dos pies. Él se rió, esperó un rato y volvió a hacer lo mismo. Otro respingo, el mismo gesto de agitar los pies como si estuviera nadando y después se frotó un pie con el otro. La chica se giró para decirle algo, supongo que para regañarle, pero estaban a varios metros y no se oía nada, entonces él paró.
Estuve un buen rato mirando, pero no hubo más cosquillas, sólo pude admirar un rato más sus bonitos y sensibles pies.
• Hace un par de años, en una piscina municipal de un pueblo del interior, una joven, de unos 22 años bajita, ligeramente rellenita, pelo negro, piel clara y ojos azules. Estaba tumbada boca abajo en su toalla y se produjo una escena similar a la descrita anteriormente, pero con dos amigos, uno por cada lado. Empezaron a pasar sus dedos por las plantas de sus pies, pequeños y de apariencia suave. Ella los levantaba y los volvía a dejar en el suelo, estuvieron así unos 30 segundos hasta que ella les pidió entre risas que se estuvieran quietos.
• El año pasado, en esa misma piscina. Una chica de unos 35 años estaba tumbada boca arriba en una colchoneta, con los pies cruzados. La chica es alta, robusta y corpulenta. Ojos marrones, pelo ondulado teñido de rojo intenso y tatuajes en los brazos y las piernas. Una amiga le empezó a hacer cosquillas en los pies, ella los apartó y soltó un sonoro grito agudo. Después se tapó la boca y empezó a reír con expresión avergonzada, porque toda la piscina la había escuchado.
• El otro día estaba comiendo en una estación de servicio de un pueblo de Teruel. Había una pareja en frente mío, sentados de espaldas a mí, por lo que podía mirar todos sus movimientos sin que resultara raro. Tendrían unos 35 o 36 años aproximadamente, parecían excursionistas, ya que llevaban ambos camisa a cuadros, pantalón estilo Quechua y botas de montaña. Ella tenía el pelo castaño, largo y ondulado, era delgada, con cuerpo de deportista y muy guapa, por lo que pude ver las veces que se levantó. En un momento dado, ambos se pusieron a tontear, ella le cogió la cabeza y se la empezó a zarandear simulando una pelea, a lo que él respondió haciéndole cosquillas en la cintura con todos los dedos de una mano. Ella reaccionó en seguida apartándose de un salto. Lo mejor fue oírla decir: "cosquillas no".
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